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Cualquier empresa dispuesta a diseñar una correcta estrategia de RSC debe adquirir dentro de ella un compromiso con el cuidado de los trabajadores. Ahora bien, bajar a tierra esta máxima no es tarea fácil, pues son muchos los retos sociosanitarios a los que se enfrentan las organizaciones a la hora de velar por la salud de sus empleados. Uno de ellos, al que habría que prestar cada vez más atención según todos los expertos, es el del creciente número de personas diagnosticadas con cáncer. Sobre ello reflexionamos en el 5º Congreso Internacional de Recursos Humanos de la Asociación para el Progreso de la Dirección, en el que, a través de una mesa de debate, pudimos indagar sobre cómo debemos integrar el cáncer en los planes de #RSE dentro de una organización.

Como bien destacó Julia Sánchez, Nuestra directora de Sostenibilidad Económica, es fundamental el papel que juegan las empresas en el cuidado de los trabajadores con patologías oncológicas y la lucha contra el cáncer. Y es que estamos hablando del problema sociosanitario más importante del mundo. «Se estima que 1 de cada 2 hombres y 1 de cada 3 mujeres serán diagnosticados con cáncer a lo largo de su vida. Además, el 38% de la población con cáncer está en edad laboral”, expone.

La empresa y su rol decisivo en el cuidado de la salud de los trabajadores 

En este contexto, las empresas se establecen como uno de los principales agentes de cambio de la sociedad a la hora del cuidado de los trabajadores, “gracias a su gran capacidad de influencia y de movilización”, señala Sánchez. A través de sus colaboraciones directas y la incorporación de planes y programas específicos, añade, “las compañías adoptan un rol decisivo en la reducción del impacto del cáncer, tanto en sus empleados y sus familias como en el resto de la sociedad”.  

Cabe subrayar que el cuidado de los trabajadores con patologías oncológicas es un proceso largo y complicado que conlleva una necesidad de que la empresa se adapte a esa situación. No en vano, solo de cáncer se calcula que alrededor del 30% de la plantilla va a estar enferma, por lo que, si se suman accidentes de tráfico, ictus, diabetes, problemas de salud mental y un largo etcétera de patologías, la mitad de los empleados acabará necesitando una baja durante su periodo laboral. Y eso implica un esfuerzo por parte de todos los agentes.  

“Hay que poner el foco en que el trabajador sienta la protección y el cuidado por parte de la empresa, que es donde pasa la mayor parte del tiempo”, reflexiona la Directora de Sostenibilidad Económica de la Asociación Española Contra el Cáncer, apuntando además que esa protección tiene que ser 360. Es decir, “desde la prevención, impulsando un entorno en el que se fomenten hábitos de vida saludables, la atención a cribados… hasta el cuidado de los trabajadores cuando se diagnostica la enfermedad y cuando esa persona se quiere reincorporar a su puesto de trabajo”. 

Escucha activa: el comienzo de todo 

Por su parte, Carmen Martínez Alonso, Directora de Personas y Organización de la Unidad de Negocio de Aguas y Lead de Felicidad de Mahou San Miguel, subraya que la estrategia de negocio de su compañía se vertebra precisamente en cuidar del bienestar de las personas. “En Mahou San Miguel hemos puesto en marcha un plan de bienestar global que incluye las dimensiones físicas, emocionales, profesionales, sociales y financieras. A través de este plan, impulsamos toda una serie de medidas y acciones encaminadas a fomentar el bienestar de nuestra plantilla”. 

Sin embargo, para cubrir dichas dimensiones con éxito, “llevamos a cabo una escucha activa con los equipos, con el fin de saber qué nos están demandando. Muchas veces desde Personas y Organización nos dedicamos a planificar, pero luego hay cosas que no funcionan. Por eso, lo que hay que hacer, en pro del cuidado de las personas, es escuchar y preguntar”, afirma.  

Luchar por una vida plena personal y profesional  

El punto de vista de María Fernanda Picón, Directora de Comercio Internacional de BNP Paribas en España, Portugal, Grecia Israel y Suiza en BNP Paribas, es bidireccional. Por desgracia, ella conoce de primera mano “una plaga por la que pasan hombres y mujeres”. “Hace cinco años que tengo un lazo rosa grabado en mi corazón. A mí me tocó el cáncer de mama, pero el cáncer es una enfermedad de un solo nombre y miles de apellidos”, reflexiona. Una experiencia que le ha enseñado que “es fundamental dar voz y normalizar una situación de tantos, además de desmitificar un problema de todos”.  

Según el testimonio de Picón, “lucho por un ‘bienvivir’, en contraposición a sobrevivir”. “Antes intentábamos que los pacientes de cáncer no murieran, pero eso no es suficiente. Ahora luchamos por conseguir que lleven una vida plena, tanto personal como profesional”, agrega.   

A ella le tocó enfrentarse a la noticia hace cinco años y, sin embargo, se considera “afortunada por estar en una gran empresa que me ha acompañado y que escucha”. Y gracias a esa escucha, “hemos desarrollado todos unos protocolos para acompañar a otras”. Además, “soy afortunada porque estoy en Madrid. El cáncer es igual para todos, pero no todos somos igual ante el cáncer. Cuando me tocó, fui la número 14 de la Seguridad Social en España en un tratamiento que justo salía a primera línea”. 

El papel del apoyo físico y psicológico, también por parte de RRHH 

Desde entonces, ha pasado por una mastectomía radical, vaciamiento de ganglios, una radioterapia y una hormonoterapia. “Al año recaí y tengo metástasis en los huesos, un pronóstico muy complicado y un diagnóstico muy duro. Mi vida se ha convertido en una auténtica montaña rusa, pero soy afortunada gracias al apoyo físico y psicológico que tengo. Soy una enferma crónica de cáncer ¿Es el momento de que el departamento de RRHH me descarte de una carrera? ¿No puedo ya tener una vida plena tanto personal como profesional?”, cuestiona.  

Y es que cuando cayó enferma se dio cuenta del tabú que todavía supone. “Entonces decidí que no podía ser y que teníamos que dar voz”, asegura la directiva del banco europeo. Tomada la determinación, cuenta que “llegué al departamento de RRHH después de mi primera etapa del cáncer y les dije que lo primero que había que hacer era cambiar la política de salud. Quería que diéramos voz, porque no quería que mis compañeros me miraran pensando ‘pobrecita, se va a morir mañana”’. 

Como tantos, considera que “he pasado por un máster de vida que me ha enseñado resiliencia, empatía, a priorizar, a estar orgullosa de una marca que me ha acompañado y me ayuda a cambiar protocolos”.  

Por todo ello, lanza un mensaje a las áreas de RRHH: “recordad que vuestra responsabilidad son las personas. Hay muchos tipos de persona, nuestras vidas tienen altibajos… Así que no nos descartéis, tenemos mucho que aportar”.